No me gusta el primer día de clases.

Acabaron las vacaciones y no sabía con quién me tocaría estar en el salón. Estaba preocupada; entonces, mi mamá sugirió cocinar para mis amigos. ¡Eso sí me dio gusto! Preparamos manzanas, barritas y unos lindos rehiletes de jamón y queso; cuando se terminaron de hornear, yo ya tenía sueño.

El primer día fue horrible, tenía una maestra enojona y mis amigos estaban en otro salón. Al abrir mi lonchera, saqué mis rehiletes y salí volando con ellos. Reí mucho. La maestra gritaba, tratando de alcanzarnos; ¡qué aventura!

Oí a Vanila ladrar y mamá dijo: “Pau, levántate, ya llegó el camión”. Estaba soñando, pero supe que todo iba a salir muy bien.

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