Mi mamá tiene un banquito para mí. Lo uso para alcanzar la mesa cuando cocinamos juntas.

El Día de la Madre subí en él para prepararle sus galletas favoritas: las de nuez y las de chispas de chocolate. Cocinar dos postres al mismo tiempo es complicado, pero no imposible.

Antes de comenzar con la receta fui por un ramo de flores e hice una carta. Se me hizo tarde, así que tuve que correr de arriba para abajo. Al prender la batidora, se cayeron en la masa algunas de las flores del ramo. Parecía estar arruinada.

Afortunadamente, las galletas tomaron una linda forma de flor y se les formó un centro amarillo luminoso. Ligeras y frágiles, se desmoronaban en la boca. ¡Eran toda una delicia! Mi mamá me dio un gran abrazo.

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